A la hora de hablar de conocimiento existe una serie de conceptos aparentemente similares que dificultan su entendimiento. Conocimiento no es lo mismo que datos, ni tan siquiera lo mismo que información. Los datos son los elementos base de la pirámide del conocimiento. Al conjunto de datos organizados y analizados en un contexto determinado lo denominamos información. Pero información, como decíamos, no es lo mismo que conocimiento. Recopilar datos, organizarlos e incluso analizarlos, es algo que pueden hacer (y en algunos casos mejor que los seres humanos) el software informático. Ahora bien, al conocimiento, de momento, no llegan los ordenadores. EL conocimiento es un paso adelante. Es identificar, estructurar y sobre todo utilizar la información para obtener un resultado. Requiere aplicar la intuición y la sabiduría, propios de la persona, a la información. La capacidad de interpretar esos datos es lo que provoca que la información se convierta en conocimiento.
Según Nonaka y Takeuchi existen dos tipos de conocimiento. Dadas sus características el conocimiento explícito se ha definido como el conocimiento objetivo y racional que puede ser expresado con palabras, números, fórmula, etc., también se le denomina explícito. Por otro lado tenemos el conocimiento tácito, que es aquel que una persona, comunidad, organización o país, tiene incorporado o almacenado en su mente, en su cultura y es difícil de explicar. Es necesario explicar que este conocimiento puede estar compuesto por:
- Ideas, experiencias, destrezas, habilidades, costumbres, valores, historia, creencias...
- Conocimiento del contexto o ecológico (geografía, física, normas no escritas, comportamientos de personas y objetos, etc.),
- Conocimiento como destreza cognitiva (compresión de la lectura, resolución de problemas, analizar, visualizar ideas, etc.) que le permite acceder a otro más complejo o resolver problemas nuevos.
Cuando estos conocimientos nos permiten actuar se llaman competencias o conocimiento en acción. El problema que presenta este tipo de conocimiento es su dificultad a la hora de transmitirlo, por ello es necesario gestionarlo creando códigos que faciliten su transmisión.
Para la gestión del conocimiento la dimensión tácita del conocimiento es una parte del conocimiento personal y organizacional, que se hace visible cuando se utiliza para ciertas situaciones donde el conocimiento codificado o explícito es insuficiente para enfrentar dicha situación.
El conocimiento tácito y explícito como pensamiento Es importante observar que el enfoque que se ha expuesto para reconsiderar el pensamiento va acompañado de una explicación radicalmente diferente de la naturaleza de los seres humanos. El conocimiento se puede entender como la integración intencional de diferencias en todos coherentes porque se concibe al individuo como una unidad de significado. Como dice M. Merleau-Ponty en The Structure of Behavior, el acto de conocer consiste en tomar posesión de los acontecimientos y constituye una extensión de la capacidad humana de actuar con respecto al medio ambiente. El dualismo mente-cuerpo no tiene cabida en esta escuela filosófica holística.
En lugar de preguntar en que actividades participan los seres humanos, la pregunta fundamental ahora con respecto a la inteligencia es como se realiza una determinada actividad. Si el criterio para medir la inteligencia es el descubrimiento intencional de conexiones y la integración de disimilitudes, lo que verdaderamente importa es la calidad de las acciones y no el supuesto ámbito de desarrollo. La centralidad del cuestionamiento a pasado del reino del que al del como. Al aceptar estos conceptos como las normas para poner a prueba la conducta sobresaliente, tanto el jugador de tenis que sabe cuando y donde probar un determinado tiro sin poder explicar cómo lo hace y el matemático que sabe que los lados de un triángulo isósceles son iguales manifiestan inteligencia por igual. Ambos son dignos de ser considerados intelectuales. Normalmente ha habido y habrá diferencias en la calidad dentro de un determinado ámbito de la conducta humana, pero la calidad o grado de complejidad no queda intrínsecamente definido por la modalidad de conocimiento. No se puede decir que uno sea inferior al otro. Lo mismo se aplica a la creatividad y a la sofisticación del conocimiento. Nadie puede dudar que pintar un libro para colorear es menos impresionante que el cuadro de V. Van Gogh titulado 'Noche estrellada', o que un niño de tres años de edad que trata de pegarle a una pelota de golf con un cepillo es menos 'capaz' que T. Goods cuando juega en el torneo de maestros. Sin embargo, ninguno de esos ejemplos puede ser acusado de no mostrar acciones inteligentes.
En otras palabras, el pensamiento y el conocimiento como medidas de la inteligencia pueden ser motrizmente activo o sedentario, impresionantes o no, verbales o no verbales, pueden mostrar poca creatividad o mucha, pero ningún acto puede ser desacreditado por su carácter definitorio. El inglés deficiente es tan común y tan poco inteligente como el fútbol deficiente. El significado se encuentra cuando la inteligencia y el pensamiento contribuyen a la integración de diferencias mediante el aprovechamiento de los elementos subsidiarios; esto sucede cuando la imaginación de los seres humanos resulta impredecible, lo que permite ampliar las limitaciones naturales de tiempo y espacio y al mismo tiempo sentirse libre.
Son distintas manera de como se aprecia al conocimiento, pero hay que saber aplicarlas deacuerdo a nuestro entorno ya que de culturas en culturas hay sustanciales cambios en la manera de pensar y de actual respecto al conocimiento
Referencias:
http://www.redcientifica.com/doc/doc200405180600.html
http://www.efdeportes.com/efd10/torres10.htm
lunes, 14 de julio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario